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Arquitectura y estructura de la nube: componentes, modelos de servicio y casos de uso

La arquitectura en la nube describe cómo se interconectan sus componentes (hardware, software y servicios) para ofrecer recursos de computación de forma escalable y bajo demanda. En la práctica, la nube funciona como un plano virtual: en el front-end están las interfaces del usuario (navegadores web, apps móviles o clientes ligeros), mientras que el back-end contiene los servidores, bases de datos, mecanismos de seguridad y sistemas de gestión que ejecuta el proveedor de nube. Entre ambos se extiende la red (Internet, intranet o enlaces dedicados) que transporta las peticiones del usuario hacia la nube y las respuestas de vuelta. De este modo, al abrir un navegador móvil y editar un documento en línea, la petición del usuario viaja por la red al back-end en la nube, donde máquinas virtuales y bases de datos procesan la solicitud y devuelven el resultado. 


La estructura completa incluye múltiples capas. Por ejemplo, la capa de almacenamiento guarda los datos en discos duros, SSD o servicios de objetos en la nube; la infraestructura física engloba CPUs, GPUs, equipos de red y otros componentes de hardware que sustentan todo el sistema. El middleware o software de gestión orquesta en tiempo real los recursos, monitorea el uso, integra datos y facilita tareas de despliegue y recuperación tras fallos. Adicionalmente, la seguridad es fundamental: se implementan firewalls virtuales, cifrado, copias de respaldo y políticas de acceso para proteger la información y garantizar la continuidad de los servicios en la nube. En conjunto, estos componentes permiten crear un entorno en la nube altamente escalable y confiable, sin necesidad de montar la infraestructura localmente.


Modelos de servicio en la nube (IaaS, PaaS, SaaS)

La nube ofrece distintos modelos de servicio, según qué parte de la tecnología gestiona el proveedor y qué parte queda a cargo del cliente. Los tres principales son:

  • Infraestructura como servicio (IaaS): el proveedor entrega servidores virtuales, almacenamiento, redes y virtualización bajo demanda, sin que el cliente tenga que aprovisionar hardware físico. El usuario instala sistemas operativos y aplicaciones sobre esa infraestructura.

  • Plataforma como servicio (PaaS): se proporciona un entorno completo para desarrollo y ejecución de aplicaciones, incluyendo servidores, sistemas operativos, middleware y bases de datos gestionadas. El desarrollador solo se preocupa del código de la app y la lógica, sin gestionar la infraestructura subyacente.

  • Software como servicio (SaaS): el proveedor ofrece aplicaciones completas listas para usar a través de Internet. En este caso el usuario accede al software (p. ej. correo electrónico, CRM o herramientas colaborativas) sin instalar nada localmente; el proveedor se encarga del mantenimiento del software y la infraestructura.


Estos modelos no son mutuamente excluyentes: una empresa puede usar IaaS para unos servicios, PaaS para otros y consumir aplicaciones SaaS simultáneamente.


Tipos de nube: pública, privada, híbrida y comunitaria

Dependiendo de quién usa los recursos y dónde están ubicados, existen varios modelos de despliegue en la nube:

  • Nube pública: los servicios (cómputo, almacenamiento, bases de datos, etc.) se ofrecen por Internet y los opera un proveedor externo (por ejemplo, AWS, Azure o Google Cloud). Cualquier cliente puede contratar y usar estos recursos, compartiendo la infraestructura con otras organizaciones.

  • Nube privada: es un entorno dedicado a una sola organización. Puede estar en el centro de datos propio (“on-premise”) o contratado, y ofrece mayor control, personalización y seguridad de datos. Sin embargo, implica costos e inversiones similares a las TI tradicionales.

  • Nube híbrida: combina recursos de nubes privadas y nubes públicas. Por ejemplo, una empresa puede mantener sus datos sensibles en su nube privada y usar una nube pública para cargas de trabajo de desarrollo o análisis masivo. Esta configuración aprovecha lo mejor de ambos mundos: control y escalabilidad simultáneamente.

  • Nube comunitaria: es una variante donde varias organizaciones (p. ej. del mismo sector) comparten infraestructura y servicios para necesidades comunes (operativas o regulatorias). Por ejemplo, instituciones bancarias podrían compartir una nube comunitaria para ciertos sistemas críticos, facilitando cumplimiento normativo y colaboración sectorial.


Ventajas y desventajas del uso de la nube

Ventajas: La nube permite lanzar nuevos servicios en cuestión de minutos o segundos (en lugar de semanas) gracias al aprovisionamiento instantáneo. Su escalabilidad es prácticamente ilimitada: se pueden ajustar recursos automáticamente según la demanda. El modelo de pago por uso genera importantes ahorros de costos, pues solo se paga por los recursos consumidos. Además, facilita la colaboración global, ya que los datos y aplicaciones son accesibles desde cualquier lugar y dispositivo con Internet. La seguridad puede incluso ser más robusta que en entornos locales: los proveedores líderes invierten en expertos y tecnologías avanzadas, ofreciendo cifrado, autenticación centralizada, copias de respaldo automáticas y monitoreo continuo


Desventajas: El principal inconveniente es la dependencia de la conexión a Internet: sin red o con una conexión deficiente no se puede acceder a los servicios en la nube. También existe el riesgo de periodos de inactividad por fallos del proveedor o desastres naturales. Otros retos incluyen la menor visibilidad del usuario sobre la infraestructura subyacente, lo que limita el control directo, y la potencial complejidad de integrar sistemas legados con la nube. Además, deben considerarse aspectos de seguridad y privacidad al confiar datos a terceros: se exige revisar cuidadosamente los acuerdos con el proveedor para evitar costes ocultos y garantizar el cumplimiento normativo.


Casos de uso reales en la industria

La nube es clave en infinidad de sectores. Algunos ejemplos conocidos:

Entretenimiento y multimedia: Netflix ejecuta su plataforma de streaming global en AWS, aprovechando su escalabilidad masiva y almacenamiento distribuido. De igual modo, servicios como Spotify usan la nube para soportar millones de conexiones simultáneas, ajustando recursos en picos de demanda.


Finanzas: Bancos como BBVA o Santander emplean nubes híbridas. Procesan transacciones y datos sensibles en sus propios centros de datos privados (cumpliendo regulaciones), mientras usan servicios públicos en la nube para analíticas y servicios de cliente. Esto les permite innovar ágilmente sin sacrificar seguridad.


Comercio minorista y marketing: Grandes retailers analizan compras de clientes con herramientas de Big Data en la nube. Por ejemplo, durante picos estacionales (Black Friday, Navidad) escalan automáticamente la capacidad con “cloud bursting” desde su propia infraestructura hacia la nube pública. Así optimizan inventarios y promociones sin sobredimensionar sus centros de datos.


Desarrollo y TI: Equipos de DevOps crean en minutos entornos de desarrollo, pruebas y producción en la nube. Pueden usar contenedores o máquinas virtuales desechables, pipelines de integración continua y despliegue continuo. Esto acelera los ciclos de desarrollo de software y permite lanzar productos más rápido.


IoT y manufactura: Empresas industriales (por ejemplo, Siemens) recogen datos masivos de sensores en fábricas y los envían a la nube para análisis predictivo. Ejecutan cálculos de machine learning en la nube para optimizar la producción y el mantenimiento preventivo, manteniendo sin embargo servidores locales de baja latencia para control crítico.


Estos casos ilustran cómo la nube soporta desde servicios al consumidor hasta procesos críticos de negocio en diversos sectores. Por ejemplo, una aplicación web típica en la nube podría estructurarse así: el usuario abre un navegador (front-end) que envía solicitudes por Internet al back-end en la nube. En el back-end corren instancias virtuales o contenedores (IaaS/PaaS) que contienen la lógica de la aplicación, conectados a servicios de bases de datos y almacenamiento gestionados. 


Todo este entorno se ejecuta sobre la infraestructura del proveedor (salas de servidores, redes de alta capacidad, etc.), mientras el cliente solo despliega su código y datos. Se definen además reglas de seguridad en cada capa (firewalls, gestión de identidades, cifrado de datos) para controlar el acceso. Así, la solución es elástica: puede aumentar o reducir instancias automáticamente según la carga y recuperarse de fallos en los nodos sin interrumpir el servicio. En resumen, la nube permite construir soluciones completas –con front-end, back-end, redes, almacenamiento y seguridad– sin que la empresa deba gestionar directamente el hardware subyacente. 



Referencias: 

Pontia.tech. (2025). Pontia: Escuela de Big Data e Inteligencia Artificial. https://www.pontia.tech/

Amazon Web Services (s. f.). ¿Qué es la computación en la nube? Recuperado de https://aws.amazon.com/es/what-is-cloud-computing/

Google Cloud (s. f.). Cloud Architecture. Recuperado de https://cloud.google.com/architecture

IBM (s. f.). What is Cloud Computing? Recuperado de https://www.ibm.com/cloud/learn/cloud-computing

 
 
 

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